Cuando estás cerca de mí, te miro
y creo empezar a conocerte.
Son esos momentos en los que me devuelves la mirada, sonríes y me preguntas qué pasa.
Son esos momentos en los que me devuelves la mirada, sonríes y me preguntas qué pasa.
Y otras veces, de repente y sin
venir a cuento, me sorprendes con una palabra nueva, una vivencia desconocida o
una reacción desconcertante y pienso...
Que, muchas veces, eres dulce como las fresas cubiertas de chocolate. Esas que al masticarlas te hacen sentir su jugosa textura en el paladar y suavizan la garganta cuando tragas.
Que, otras, eres ácido como el limón que aporta la chispa de la Coca-Cola. Y ahí es cuando pruebo las contestaciones ingeniosas -e incluso las bordes-. Esas que, más pronto que tarde y como por alquimia, acaban por transmutarse en una sonrisa.
Que, muchas veces, eres dulce como las fresas cubiertas de chocolate. Esas que al masticarlas te hacen sentir su jugosa textura en el paladar y suavizan la garganta cuando tragas.
Que, otras, eres ácido como el limón que aporta la chispa de la Coca-Cola. Y ahí es cuando pruebo las contestaciones ingeniosas -e incluso las bordes-. Esas que, más pronto que tarde y como por alquimia, acaban por transmutarse en una sonrisa.
Que, en lo que respecta al
picante, no podía pedir especia mejor para condimentar mis platos.
Y que, como tu lado amargo aún lo
he probado, sólo puedo imaginar que será
ese sabor, a veces tan necesario, que nos hace ser conscientes de que la vida
viste otro color distinto al rosa.
Con esto solo intento decir que hoy hace cincuenta y seis días desde que todo en mi vida sabe mucho mejor.
Con esto solo intento decir que hoy hace cincuenta y seis días desde que todo en mi vida sabe mucho mejor.
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