domingo, 30 de noviembre de 2014

Y tú, ¿qué edad tienes?

De las preguntas más absurdas que nos pueden hacer en la vida es qué edad tenemos. Porque no nos da ninguna pista de a quién tenemos delante. Yo la verdad es que no lo sé. Ni me importa. Porque lo importante no es cuantos años tenemos, sino en cuantos de ellos hemos vivido.

Yo prefiero decir que tengo 42 miradas en el metro que me han hecho sonreír. Tengo 2 “te quiero” suicidas que dije sabiendo que quien tenía delante no me quería a mi. También tengo 14 abrazos inolvidables, 3 de ellos irrepetibles porque quien me los dio ya no está. Tengo unos 35 “lo siento” de los cuales 8 jamás me perdonaron. Tengo 6 noches de hospital al lado de alguien que me importaba y 7 madrugadas pensando en una persona a quien no le importaba yo. Tengo unos 5.200 besos, pero solo me acuerdo de 6. Tengo 4 veranos que fueron infinitos y 3 inviernos demasiado fríos. Y solos. Y tristes.

Tengo 25 noches sin dormir y algunas lágrimas gastadas en cosas que no importaban. También tengo 4 lágrimas muy amargas invertidas en algo que merecía llorar durante años. Tengo 150 carcajadas de esas que hacen que te falte el aire y 10 sonrisas por compromiso. Tengo 9 deseos de infancia que se dan de hostias con las promesas que nunca cumplí. Tengo 3 consejos recibidos que entendí mucho tiempo después. Tengo unas 12 camas donde me acosté sin querer estar y 4 donde hubiera matado por despertar. Tengo 5 errores que volvería a cometer y 2 de los que me arrepiento mucho, aunque solo un poco. Tengo miles de cenas, pero pocas como aquellas 3. Y tengo 43 escalofríos que me han recorrido el cuerpo entero. 120 conciertos, 350 películas… y no soy capaz de contar las canciones. Tengo 31 tardes comiendo pipas en un parque viendo la vida pasar con mis amigos. Y 500 tardes más recordándolas unos años después. Tengo 5 adioses. En dos de ellos nunca quise despedirme en realidad. Tengo tantas cosas por decir que nunca diré y tantas que me tendría que haber callado…


Para quién quiera saberlo, esa es mi edad.
Y no tengo ni puta idea de en cuántos años cabe eso.









Pues eso, que me ha gustado.
 
 

De: Enric Sánchez

domingo, 9 de noviembre de 2014

¿De verdad? –De verdad.

Las luces son fascinantes. Están por todas partes, brillando fieles, incondicionales, regulando un tráfico salvaje en medio de una orgía de ruidos. Sonidos de neumáticos que al pasar dejan recuerdos de un lejano mar azur. Gente en el interior de los vehículos o máquinas tal vez, meros autómatas que viven sus días sin pena ni gloria, sin instintos ni pasiones, sin ganas, sin miedo, sin inteligencia. Todo eso conlleva demasiado trabajo.

¿Habrá acaso un zahír, una piedra angular, una criptonita, un lugar al que volver? ¿Melodías y no ruido, civilización y no miseria? ¿Dejaremos de lado esta ciudad fantasma? ¿Nos convertiremos en fantasmas algún día? ¿Algún otro día dejaremos de serlo?
Carne de cañón, con zapatos de tacón. Maquillaje circense que les cubre hasta las raíces del pelo y unas faldas enseñando lo que no queremos ver. Lágrimas y maquillaje. Océanos turbios y confusos como esa vida de la que intentan huir bajo esa máscara de arcilla y esos ríos de color.
Miradas de curiosidad, de incertidumbre, de cansancio. Eso es todo cuanto veo ahora: Rasgos tan distintos que son de una misma especie.

¿De verdad? –De verdad. Y ahora todo me recuerda a ti.

miércoles, 30 de abril de 2014

Cuentagotas

Odio esa mala costumbre de ponerle nombre a todo; nuestro afán de dominio y superioridad, el querer que hasta el más ínfimo de los detalles que percibimos nos pertenezca. El dividir todo en porciones cada vez más pequeñas, más manejables, más cercanas, más precisas, más exactas, que no den lugar a error. Los años, meses, días, semanas y horas; los minutos y segundos y a veces hasta sus milésimas, se rinden ante nosotros o eso es lo que nos gusta pensar.

Yo no quiero preocuparme de todos esos detalles que tanto nos hemos esforzado en elaborar para hacer nuestras vidas aún más realistas, más sencillas, más simplistas...
Me conformaría con poder servirme eso que llamamos Tiempo en una delicada copa de cristal, y beber, beber, beber, hasta que lo único que quede en ella sea la inconfundible huella de mi carmín en su borde. Y así poder estar contigo sin necesidad de esperas ni vanas preocupaciones, tan sólo reviviendo una y otra vez esos momentos en los que el mundo se apaga y nos dejamos llevar.


"So wake me up when it's all over
When I'm wiser and I'm older
All this time I was finding myself
And I didn't know I was lost"

sábado, 12 de abril de 2014






                                                  ICEBERG

                                   Hielo, te miro y veo hielo, un hielo gris e inerte.

                                  Donde antes hubo fuego ahora ya no queda nada.

                                 Me acerco a ti y las palabras se congelan en el aire,

                                Me duele el pecho al respirarte, estás demasiado frío.

                     Si me acuerdo de tu boca, de tus labios deshaciéndose en mi cuello

             El mundo se paraliza, se enfrían y adormecen mis sentidos. Pero ese no eras tú.

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   Con el tiempo veo que siempre fuiste un iceberg para mí; Te mostrabas, sí, pero no del todo.

    Te hundiste justo cuando mis dedos rozaban la superficie de tu parte sumergida. Aún peor,

    ni siquiera me dejaste hundirme contigo. Y desde entonces no ardo, no vivo, soy hielo. A la 


  espera de que alguien me derrita como tú lo hacías. Soy hielo. Frío por fuera. Calor por dentro.