domingo, 9 de noviembre de 2014

¿De verdad? –De verdad.

Las luces son fascinantes. Están por todas partes, brillando fieles, incondicionales, regulando un tráfico salvaje en medio de una orgía de ruidos. Sonidos de neumáticos que al pasar dejan recuerdos de un lejano mar azur. Gente en el interior de los vehículos o máquinas tal vez, meros autómatas que viven sus días sin pena ni gloria, sin instintos ni pasiones, sin ganas, sin miedo, sin inteligencia. Todo eso conlleva demasiado trabajo.

¿Habrá acaso un zahír, una piedra angular, una criptonita, un lugar al que volver? ¿Melodías y no ruido, civilización y no miseria? ¿Dejaremos de lado esta ciudad fantasma? ¿Nos convertiremos en fantasmas algún día? ¿Algún otro día dejaremos de serlo?
Carne de cañón, con zapatos de tacón. Maquillaje circense que les cubre hasta las raíces del pelo y unas faldas enseñando lo que no queremos ver. Lágrimas y maquillaje. Océanos turbios y confusos como esa vida de la que intentan huir bajo esa máscara de arcilla y esos ríos de color.
Miradas de curiosidad, de incertidumbre, de cansancio. Eso es todo cuanto veo ahora: Rasgos tan distintos que son de una misma especie.

¿De verdad? –De verdad. Y ahora todo me recuerda a ti.

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